lunes, 3 de noviembre de 2008

C, de Carta_

Estaba en casa. Había tenido un día de perros. Me sentía triste y sin ganas de hablar.
De repente, él se pasó por mi casa. Picó al timbre y al abrir la puerta me encontré con una carta en el suelo. Él ya no estaba.
Era una carta maravillosa. No podía dejar de llorar. Me asomé por la ventana pero ya se había ido. Había recorrido la ciudad sólo para dejarla en mi puerta.
Continuará...

3 comentarios:

amelche dijo...

Bonito detalle, ¿no? Me alegro de tu vuelta.

xnem dijo...

Los pequeños detalles nos hacen GRANDES.

Didac Udagoien dijo...

... tal vez huía, tal vez se había equivocado de timbre, tal vez...